Este insulto a la naturaleza civil del Estado debería preocuparle a usted, especialmente si es cristiano practicante.
El partido que nos trajo un candidato dos veces plagiario trae hoy una nueva oferta de merolico en autobús: ¡educación bíblica obligatoria en la escuela!
Antes de que salte pensando que me he metido a la trifulca religiosa le pinto un cuadro. Estamos en la casa de campaña del partido, y los estrategas debaten sobre cómo jalar más seguidores. Ofrezcamos educación bíblica obligatoria, dice un ingenioso. ¡Qué buena idea! Con 47% de guatemaltecos católicos y 40% de evangélicos es jugada segura. ¿Quién querrá oponerse? Encima, al entrar por la Biblia, aprovechan el mínimo común denominador de los cristianos. El Jefe aprueba. OK, dice. En el 2015, antes de arrancar la campaña en serio, caliéntenle la cabeza al diputado, aquel que nos jalamos del Patriota. Así alebrestaremos a las iglesias y a la feligresía montonera. ¿Y qué le decimos al diputado? Ni se preocupen. No sabrá a qué hora le metimos el gol para convertirlo en anticonstitucionalista en nombre de la religión.