Los Estados Unidos comienzan una nueva ronda de relaciones con Centroamérica y todo mundo —quien escribe aquí incluido— se apura a decirles qué hacer. Por supuesto, una cosa es hablar, otra muy distinta es ser escuchados.
Ir a descargarAntes de Trump tres cosas destacaban en los medios sobre la agenda de Washington para Guatemala: perseguir al narcotráfico, perseguir a la corrupción y perseguir a los migrantes indocumentados (léase: a los migrantes pobres). Como con un sistema de sonido, Trump simplemente jugó con los botones que ya estaban allí. Dejó el combate al narcotráfico más o menos donde lo encontró; giró la lucha anticorrupción tan bruscamente al cero que rompió el control, con lo que consiguió que el insufrible Morales expulsara a la Cicig. Y subió el volumen de la persecución contra los migrantes hasta niveles de estridencia enfermiza.
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