La esperanza de prevenir la trampa al aumentar el detalle muy pronto nos llevará al punto donde más que Constitución, lo que tendremos será el “Código Político de la República Cuasidemocrática de Guatemala”, algo así como su manual de operación.
Pues bien, en medio del alambicado detalle operativo (“nueve magistrados, no trece”) de la más reciente ronda de parches, me llama la atención una isla de simplicidad, una modificación elegante, una cuña bien puesta que dice todo lo que hace falta, que no explica más de la cuenta, que abre la puerta para el desarrollo institucional futuro, en fin, un golpe maestro de reforma constitucional. Son apenas ocho palabras con que se propone modificar al artículo 244: “… es una institución permanente al servicio del Estado.” (Las cursivas son mías). No, no se trata de la implementación de la cobertura universal de salud, o de la educación bilingüe intercultural como la forma oficial en que se educa en Guatemala. Esas ocho palabras, en particular la que resalto, se le pretenden aplicar mediante esta reforma al Ejército de Guatemala.
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