Mientras vivamos en sociedad necesitaremos pacto. Perverso, como hasta aquí, o democrático y equilibrado, reconociendo que donde ganan siempre los mismos, perdemos la mayoría.
Seguramente conoce aquella broma usada cuando nos preguntan sobre nuestro empleo: “ellos hacen como que me pagan, y yo hago como que trabajo”. Un pacto perverso, queriendo sin querer.
Igual nos ha pasado como sociedad. Desde la Colonia, especialmente desde 1871, construimos un pacto perverso. Las partes que se odiaban, de alguna forma también se necesitaban mutuamente. El trato no fue entre iguales, como no lo es en el empleo. Pero eso no quita la componenda, deliberada para algunos, forzada para otros.