Es la gente que con la ilusión de que va para arriba, ha olvidado de dónde viene, y cuáles son sus necesidades.
Para empezar el año le cuento una fábula. Había una vez una carreta que vivía feliz rodando por los caminos del valle. Como el valle era amplio y plano y las calles anchas, la carreta rodaba fácilmente.
Cualquiera que necesitaba llevar sus bienes de un lugar a otro podía usar la carreta. Sin embargo, vino un mal hombre y decidió que tomaría solo para sí la carreta, que hasta entonces les había servido a todos. La cargó con lo que pudo acarrear del valle —plantas, animales, muebles; ¡hasta las piedras, el aire y el agua quiso poner en la carreta!— y comenzó a empujarla montaña arriba para volver a su lar.