Lecciones para un año de decisiones

Para que este balance de lecciones sirva, debe llevarnos a la acción. Este año, la ciudadanía se concreta en las elecciones.

Pareciera que apenas volvemos una y otra vez a los mismos problemas. Como con el año, con el cual cada 365 días vuelve la Tierra al mismo sitio.

Pero es apariencia. Mientras la Tierra vuelve, el Sol también se ha movido1, y estamos cada vez a miles de millones de kilómetros de donde estuvimos un año antes. En una espiral similar, reflexionar ayuda a crecer, siempre que queramos cambiar. Hoy urge, pues de lo aprendido debemos tomar impulso para decidir y actuar en este año electoral.

Crecer sin equidad es crecer sin bienestar

El producto interno bruto (PIB) ha crecido desde 2011. Teóricamente, somos más ricos. Entonces, ¿por qué tanta miseria, tanta inconformidad? Sencillo: si tenemos dos panes, yo me como los dos y usted ninguno, en promedio habremos comido un pan cada uno. Pero usted tendrá hambre y yo hartazgo. La educación, desfinanciada, no alcanza para garantizar que todas y todos aprendan. Los hospitales se derrumban y la salud rural es exigua. Los programas sociales (como bonos y transferencias), estigmatizados por algunos de moral tacaña, fueron convertidos en maquinaria clientelar por otros. Tras 70 años seguimos debatiendo lo fiscal, cuando la tasa máxima de impuesto a las rentas de los más ricos, hasta de nosotros, clasemedieros acomodados, es irrisoria (7%), incluso comparada con la media centroamericana (25%).

Lección: ampliar la economía es bueno, indispensable. Pero hay que invertir en todos para tener una sociedad en paz, con bienestar y que crezca de forma sostenible. No querrá oírlo, pero debemos distribuir la riqueza de forma más equitativa (que termina siendo también eficiente) a través del gasto social y a partir de impuestos más progresivos.

La justicia está quebrada

Ya sabíamos que la justicia aquí era negocio amañado. Pero discreto. Ahora los mañosos han decidido que no hace falta guardar las apariencias. En comisiones de postulación, en fallos de la Corte Suprema de Justicia, en la Corte de Constitucionalidad y en tarimas en el Parque Central, algunos ostentan su mala ciudadanía. Pero el antecedente inmediato está en el juicio contra Ríos Montt, cuando el Gobierno y algunos en la élite prefirieron entorpecer la justicia antes que cumplir con la historia.

Lección: tarde o temprano, la injusticia aceptada contra otros destruye nuestros propios derechos. Aceptar una justicia con excepciones es mal negocio.

La política sin control

No seamos ingenuos. Nadie espera que los políticos sean ángeles. La mezcla de ambición, afán de figurar y tendencia a justificar medios por fines garantiza que quienes militan políticamente tengan propensiones éticas complicadas, para decirlo bonito. Pero una democracia de pesos y contrapesos equipara el interés de unos con el de otros, mientras la justicia independiente excluye a los más ilegales. Aquí faltan ambas. Aun cerrando el Congreso y suspendiendo todos los partidos, igual seguirían haciendo negocios como hoy: a puerta cerrada y de espaldas a la gente.

Lección: sin instituciones políticas transparentes, sin contrapesos, sin exigir cuentas a los políticos y sus financistas, no importa quiénes sean, los resultados seguirán siendo antidemocráticos. 

La élite empresarial se enfrenta a la sociedad

Seamos claros: empresarios no son solo los del Cacif. Aun en la élite empresarial hay conflicto. Algunos quieren mover la economía al siglo XXI (al menos al XX). Otros están felices con mantenernos en el siglo XIX. Pero los modernizantes son tímidos: no se atreven a romper filas en público con los empresaurios. Peor aún, ni modernizantes ni empresaurios quieren democratizar ni transparentar los negocios (y vaya que hace falta). El conflicto mayor no es entre ellos, sino con el resto de actores económicos: emprendedores, pequeños empresarios, profesionales, empleados; con el verdadero sector productivo.

Lección: acumular riqueza no es igual que producir riqueza y no da derechos. Todos somos socios en nuestra economía. Pero para exigir tendremos que financiar la democracia, porque no es gratis, y no basta la excusa de que se roban los impuestos, que ya demasiado ha servido al Cacif.

¿Y qué hacer con las lecciones?

Aprender solo sirve si hacemos algo con lo aprendido. Estudiar solo sirve si cambia nuestra conducta. Para que este balance de lecciones sirva, debe llevarnos a la acción. Este año, la ciudadanía se concreta en las elecciones: hacer campaña, escuchar ofertas, debatir, opinar, manifestar, decidir y votar. Nos guste o no, el proceso está en marcha. Mal haríamos en abstraernos de él, así decidamos no votar o, mejor aún, votar nulo. Pero hay que pensar en los temas, interrogar las políticas. No las canciones y los colores, las playeras o las ofertas que distraen, sino las respuestas a estos temas críticos.

Original en Plaza Pública


1. Para más señas, se estima que, a razón de 251 kilómetros por segundo, son 7.9 millardos de kilómetros en un año.

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