Ejército de inútiles

El inútil no necesita servir, solo justificar su existencia.

Inútil es aquello que no sirve. Inútil es también aquello que no sirve para el propósito al que se le dedica.

En Guatemala, decimos inútil también para referirnos a una persona torpe, buena-para-nada, vividora o perezosa: “la pobre Juana tiene un esposo que es un inútil”. Pues bien, tenemos entre nosotros a un ejército de inútiles.

Una casta de gente entrenada para destruir, cuando aquí lo que toca es construir. Una caterva inútil, que cuando teme dispara. Un hatajo improductivo, que en vez de libros, arados y máquinas, pone metrallas en manos jóvenes. Que no sabe reconocer a sus hermanos y hermanas, menos aun protegerlos. Con un mando que viste los listones azul y blanco pero igual esconde colores de sangre y selva.

Un mando inútil, que no entiende de ciudadanos, solo de negocios y muerte. Un mando inútil que se afana por quedar bien con la élite que aun así lo desprecia, por mestizo y moreno. Un mando que sigue viendo enemigos donde lo que hay es gente exasperada. Y miente.

Miente, inútil, cuando dice que fue la gente la que empezó. No, dice, es que fue un civil que empezó. No, es que no teníamos armas. No, es que no disparamos. No, es que disparamos, pero al aire. No, es que no sabemos qué pasó. No, es que vamos a investigar. Inútiles para garantizar la vida, inútiles para dar explicaciones creíbles, inútiles para mantener su cadena de mando, inútiles para apechugar la responsabilidad por el paso mal dado. Inútiles, como inútil es su institución para Guatemala.

Una institución que no sirve. Una institución que tiene más de un siglo de no hacer aquello para lo que fue creada. Una institución que tampoco sirve a los propósitos que se le endosan. Una institución torpe, buena-para-nada, vividora y perezosa. Una institución inútil, que se receta para 2013 un 23% de aumento sobre el presupuesto del 2012 (¿dónde está el CACIF cuando necesitamos que denuncien el aumento en el presupuesto?), que busca colar su permanencia en la reforma constitucional, y desde ya promete a cambio escupir muertos. Eso mientras Gobernación -la joya de la mano dura- sube solo 7% en el presupuesto. Peor aun, mientras Educación baja 6%.

Gobernación no sube, y así se justifica la persistencia del ejército de inútiles. Educación baja, y así nunca terminan las causas que exasperan. El inútil no necesita servir, solo justificar su existencia, como el marido violento que dice defender a la pobre Juana.

Y mientras tanto a la Juana, al montón de juanas maltratadas, que ahora velan a sus muertos en Totonicapán, el editorialista de Prensa Libre (¿inútil asimilado?) les dice que impedir el paso de vehículos es “violencia de hecho”. Yo digo que matar gente es inútil de hecho y sin comillas.

Así que, ¿qué tal si vamos reduciendo la tasa de inutilidad de esta patria nuestra, en vez de mandar gente a quitar vidas, mejor mandarlos a la escuela? El ejército de inútiles ya caducó. Salgan de la garita, salgan de la burocracia, vuelvan cinco al cuartel, noventa y cinco a la casa, al campo y a la fábrica. Y los de arriba, funcionarios inútiles, al retiro. Sin ese ejército de inútiles tendremos más dinero, y seremos una patria más feliz.

Original en Plaza Pública

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